A pocos metros de la ruta 9, quince kilómetros antes de llegar a Rosario, un cartel de chapa da la bienvenida a Renato Cesarini. Dice: Por el bienestar de todos cuidemos la conducta y la limpieza. Al pasar el portón de ingreso aparece una cancha de fútbol con un alambre perimetral y un césped verde inmaculado. A un costado, los vestuarios y una pileta de natación. Y al levantar la mirada, los árboles compiten con los arcos de fútbol y se pierden en el horizonte. Son más de 50 canchas repartidas en un predio de 35 hectáreas. Este es el lugar en el mundo de Jorge y Eduardo Solari, patriarcas de una familia que en tres generaciones acumula 12 jugadores profesionales de fútbol, algunos de ellos integrantes de la selección argentina, varios devenidos directores técnicos y, como legado final, fundadores del club amateur que mayor cantidad de futbolistas formó en sus divisiones inferiores.

PRIMERO JUGADORES Y LUEGO ENTRENADORES

Luego de finalizar su carrera como futbolistas, los dos Solari se dedicaron a la dirección técnica. Jorge, que debutó y es hincha de La Lepra, comenzó dirigiendo la sexta división de Rosario Central. “Hoy la rivalidad es tremenda, pero yo no comparto ese pensamiento. Soy de Newell’s y siempre quiero que gane, pero también que le vaya bien a Central. Si los dos ganan, se beneficia la ciudad y crecemos todos”, opina Jorge Solari. Luego de su paso por Rosario Central dirigió varios equipos mexicanos y colombianos, después entrenó a Vélez Sarsfield y en tres ciclos diferentes fue técnico de Newell’s Old Boys. Fue campeón con Independiente en la temporada 1988/89 y en 1990 llegó a Tenerife, donde dirigió a su yerno, Fernando Redondo (casado con su hija Natalia). Acompañado por su hermano Eduardo, fue entrenador de la selección de Arabia Saudita en el Mundial de Estados Unidos de 1994, donde lograron la histórica clasificación a octavos de final. “Con Arabia hicimos la mejor campaña de la historia, pero nos tuvimos que ir porque el rey se enojó con nosotros. No pusimos a un jugador que él decía que era el Pelé árabe. Tenía 37 años y diez kilos de sobrepeso, y nosotros necesitábamos jugadores rápidos. El rey se calentó, y después del Estados Unidos, no nos llamaron más”. Tras la experiencia mundialista, Jorge siguió viajando por el mundo. Huachipato en Chile, Barcelona en Ecuador y Yokohama Marinos de Japón fueron los clubes donde fue técnico. También pasó por equipos argentinos como Almagro, Tiro Federal, Atlético Tucumán, Aldosivi, Renato Cesarini y, su última experiencia, en 2016, en Coronel Aguirre, en el Federal B.


UN SUEÑO: FUNDAR SU PROPIO CLUB

Cuando Jorge Solari se retiró como futbolista volvió a Rosario con la intención de fundar un club. “Invité a un grupo de jugadores amigos para que se sumen al proyecto y así fue como creamos Renato Cesarini”, cuenta Jorge. “Luis Artime, Daniel y Ermindo Onega, mi hermano Eduardo y Alberto González fueron algunos de los que estuvieron desde el arranque. Juntamos unos pesos, compramos un terreno grande a unos kilómetros de Rosario y nos anotamos en la liga rosarina de fútbol. Generamos un revuelo bárbaro, porque armamos un club amateur donde jugaban muchachos que un tiempo antes eran parte de la selección, como Artime, el Mono Más, Oscar Pianetti y el Muñeco Madurga”.

“Al tiempo de competir en la liga local nos dimos cuenta de que teníamos que armar inferiores y salimos a buscar pibes. Los clubes grandes se sentaban a esperar, porque los jugadores les llegaban en bandeja, pero nosotros nos avivamos y salimos a buscarlos en los pueblos alrededor de Rosario para pescarlos antes que los demás”, recuerda Jorge.

La lista de los futbolistas que se formaron en las divisiones inferiores del club fundado por los Solari sorprende por lo extensa, pero además por la destacada carrera de muchos de ellos: Martín Demichelis, Javier Mascherano, Javier Gandolfi, Fabián Cubero, Andrés Guglielminpietro, Pablo Piatti, Alejandro Saccone, Santiago, Esteban y Augusto Solari, Roberto Sensini y Joaquín Correa son algunos de los que conforman este grupo.

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